El riesgo de la automedicación tributaria, un mal de estos tiempos
| Por Diego Robledo

Es un muy típico de estos tiempos que los contribuyentes tengan dificultades con los impuestos, no sólo desde el punto de vista financiero de los montos sino además de las formalidades y los aspectos administrativos de las cargas fiscales.

Con el fin de abaratar costos (cuando en realidad puede suceder lo contrario) el mismo contribuyente realiza el análisis tributario y hasta la liquidación tributaria de algunos de los impuestos, ya sea guiado por distintos tutoriales (hasta la AFIP tiene en su página algunos) o por personas idóneas que les puedan dar una mano.

La realidad es muy diferente ya que la creciente complejidad que tiene el sistema tributario de Argentina hace que no sea posible ningún tipo de simplificación, todo lo contrario las cosas se pueden volver cuesta arriba con estas cuestiones.

Típicas situaciones se dan por ejemplo en el Régimen Simplificado (popularmente llamado MONOTRIBUTO), con las liquidaciones de IVA (Impuesto al Valor Agregado) o en Ingresos Brutos en su modalidad de Contribuyentes locales (con actividad económica en una única jurisdicción o provincia) o bajo el Convenio Multilateral (actividad en al menos 2 jurisdicciones) o en el Impuesto Sobre los Bienes Personales, sólo por citar algunos ejemplos.

Un posible efecto de la automedicación es aliviar una dolencia que puede ser menor en apariencia cuando en realidad puede suceder que el problema de fondo sea grave y no se esté afrontando, misma situación se produce en el ámbito fiscal con efectos que pueden ser muy perjudiciales para el contribuyente en el tiempo.

Todo error de este tipo genera pérdida de recursos ya que la solución a dicho problema por lo general derivan en impuestos mal pagados ya sean por defecto o por exceso, nivel de retenciones y percepciones desproporcionados en relación al tipo de contribuyente, inconvenientes en la operatoria normal bancaria y comercial, etc.

Reflexión final

Para evitar todo lo descripto anteriormente se recomienda como siempre decimos el asesoramiento profesional calificado que brinda un profesional matriculado con experiencia en las distintas cuestiones que afectan a todo ciudadano que realiza una actividad económica.

Es preferible asumir el costo del debido tutelaje profesional que tener que pagar altos costos impositivos por situaciones que pueden evitarse cuando se las analizan previamente o cuando se las detectan a tiempo que tener que padecer las consecuencias de un mal encuadre o accionar, con lo cual puede ser peor el mal remedio que directamente atacar la enfermedad.

Las dificultades normativas vigentes hacen que no sea sencillo poder dilucidar muchos aspectos fiscales diarios y evitar depender de la suerte para algunas situaciones.

La cantidad de formalidades de todo tipo que se deben afrontar diariamente hacen que sea fundamental el apoyo calificado para poder desarrollar una actividad económica en forma normal y habitual sin sobresaltos.

Todo profesional con su saber y experiencia puede brindarle al contribuyente no sólo soluciones como anticipar y evitar estos temas, sino que puede inclusive generar valor agregado para cada negocio o cada empresa.