Como consecuencia de la situación económica actual del país los distintos sujetos contribuyentes tienen que soportar la mayor presión fiscal de toda la historia, eso significa que en la esfera de los negocios se debe contemplar como un costo más de la actividad privada, el costo fiscal por llevar adelante una actividad económica.
Las acciones que utilizan los fiscos son bastante amplias: intimaciones, inspecciones u operativos de fiscalizaciones, juicios de ejecución fiscal (con el consecuente embargo de cuentas bancarias y/o inhibición de bienes), inclusión en el padrón de alto riesgo fiscal (lo cual provoca descuentos bancarios en los impuestos mayores a los normales o limitación en la adhesión de los planes de facilidades de pagos o mayor costo de financiación de los mismos, etc.), no emisión de la constancia de inscripción ante la falta de cumplimiento de aspectos formales (lo que provoca la imposibilidad de poder cobrar las facturas emitidas o de calificar una mejor condición ante las entidades bancarias), limitación de la utilización de la CUIT por parte del contribuyente (casos de CUIT inactiva), imposición de intereses y multas varias, por sólo citar algunos casos.
Ante este panorama se impone la necesidad de estar resguardando y controlando aspectos formales y materiales diarios de cada contribuyente con el fin de evitar algunas de las consecuencias nombradas con anterioridad, los cuales provocan la utilización de recursos financieros que originalmente estaban contemplados para otro aspecto del negocio.
Además del debido control profesional de todos estos aspectos la planificación fiscal es una herramienta válida para poder anticipar en forma aproximada los distintos costos fiscales que se deben afrontar en el tiempo y que posibilitan una mejor estrategia para administrar este tipo de riesgos.
Entonces la necesidad de esta gestión de la parte fiscal es muy necesaria para poder anticipar y/o cuantificar lo que el contribuyente debe afrontar en su día a día cotidiano y de esta manera evitar mayores costos tributarios a los ya existentes.
Cuando se combinan la gestión impositiva, la planificación fiscal prolija y el análisis de la aplicación de ventajas y beneficios tributarios que en cada caso pudieran existir, pueden tener como resultado una disminución del impacto de los impuestos ya sea debido a una rebaja concreta o con la suficiente antelación de las obligaciones a cumplir para evitar los mencionados costos ocultos que generan para el contribuyente los incumplimientos descriptos.
Resulta muy claro que el empresario debe emplear su tiempo en la mantención o subsistencia o crecimiento de su negocio debiendo tener en cuenta aspectos comerciales, financieros e inclusive laborales y estos aspectos de tipo administrativo deberán ser delegados parte al debido acompañamiento profesional que en conjunto con un adecuado ordenamiento administrativo interno de la empresa harán posible la aplicación de las herramientas objeto de este artículo.
Reflexión final
Los tiempos que corren obligan a que los distintos contribuyentes deban extremar controles para no incurrir en incumplimientos que le generarán erogaciones de fondos adicionales en materia impositiva a los ya altos costos fiscales existentes.
La aplicación de algunas herramientas que permitan evitar los mismos es posible siempre que se cuente con la combinación de una adecuada labor profesional sumada a un ordenamiento administrativo que le permitan al contribuyente poder conocer con cierta antelación y llegado el caso analizar la posibilidad de reducción de costos fiscales evitables.
Dicho proceso es posible aplicarse en emprendimientos y empresas de cualquier dimensión considerando algunos de los aspectos descriptos en este artículo.